Distrayendose despues de clase en la Universidad [+18] [Minerva]

Se acomodó sobre él, sintiendo las manos del chico en el broche de su sujetador, dandole a entender que ese sería su próximo movimiento, y a ella no le molestaba en absoluto.

-Pero no soy la única con ganas, cariño - susurró en su oído con voz sensual mientras comenzaba a dar pequeños besos y mordidas en su cuello.

Había llegado al lago buscando alejarse del mundo y encontrar tranquilidad, y había terminado haciando todo lo contraría, ya que lo que menos había en este momento era tranquilidad en el lugar.

Sonrió al notar como ella se acomodaba encima de él, ella sonrió al ver que su proximo movimiento sería liberar sus dos amigas, que estaban aprisionadas por su sujetador, así que mientras la besaba en los labios, solamente desabrochó el sujetador para ver que hacía ella, si se liberaba de la prenda ella misma o tenía que hacerlo él, de momento estaba bien así.

Asintió al escuchar eso riendo - Lo se, yo también tengo ganas, como para tener una chica como tu delante y no tener ganas, porfavor, Minerva - Se rió mientras empezó a besarle su cuello, dejandole libertad por si quería seguir besandole o quitar más prendas ya, mientras ella se iba moviendo con el sujetador desabrochado, era excitante y sensual.

Finalmente Marte desabrochó la prenta, pero no la quito, y ella tampoco lo hizo. Cada quién debía desvestir al otro, y si él demoraba más en esa tarea, peor para él, ya que sería el primero en terminar desnudo en el lago. Minerva sonrió ante ese pensamiento mientras sus manos bajaban lentamente hacía el botón del pantalón del chico desabrochándolos rápidamente, pero sin intenciones tampoco de sacarlos.

Una idea se formó en la mente de la chica, una que le agradaba, así que siguiendola, terminó ella de sacarse su sujetador, pero tapándose con el brazo la parte de su cuerpo recientemente expuesta, mientras volvía a acomodarse sobre Marte, quedando sentada a horcada sobre él.

Sonrió al desabrochar la prenda, pero observó como ella no lo haría, talvez quería que como siempre y era obvio el uno desvistiera al otro con toda la sensualidad que eso comportaba y el placer de ver como la otra persona se excitaba viendo el cuerpo desnudo del otro, sino vigilaba acabaría siendo el primer desnudo en la orilla del lago y el aún con prendas.

Notó como las manos d ela chica bajaban a sus pantalones, desabrochó el botón y solo dejó abierto eso, había usado la misma estrategía, pero se sacó el sujetador, cubriendose con la mano sin haber podido ver nada aún, así que con una sonrisa añadió mirando - Así que te tapas tu, sin dejarme ver tus amigas y luego no te quitas de encima para que me pueda quitar el pantalon y así tu me descubras tu cuerpo - Se rió guiñándole un ojo.

Le sonrió coqueta. Había entendido claramente cual era la idea que había cruzado su mente. Ella no dejaría que él la viese antes de que ella pudiese verlo a él, y para que ello ocurriese, primero tenía que sacarse a la chica de ensima. Quería ver que haría entonces.

-Pues ya ves, ahora tienes que ingeniartelas, porque entendiste perfectamente. Para verme, primero debes dejarme verte a ti, y ya ves que tienes un problema con eso - dijo haciendo referencia a su postura.

Se acercó a él, dejando que sus senos rozaran levemente el pecho del chico durante unos segundos, antes de volver a levantarse, y quedar en la misma posición de antes.

La chica se mostraba muy sensual de la forma como estaba, pero no parecía dispuesta a dejarle ver, seguramente querría que él le mostrara primero y así lo entendió cuando ella habló, quería ver algo primero, pero él tampoco cedería mucho - No vale, tu tienes ventaja en eso - Se rió cuando ella se recostó encima de el, dejando que sus senos rozaran el pecho del chico.

La situación le podía y empezaba a estar excitado, un bulto en el pantalón empezaba a delatarlo, así que la tomó de la cintura apartandola un poco bajandose el pantalón hasta dejar al descubierto los boxers que en esa ocasión eran rojos, bastante apretados que dejaban bastante marcado que le esperaba debajo - Es suficiente no? - Se rió mirándola.

Tenía ventaja, claro que si, Minerva sabía cómo seducir a un hombre, y en especial si ese hombre era Marte, tanto tiempo llevábamos de amigos, y compartiendo aquellos momentos, que sabía aquellos puntos débiles de él, sabía como excitarlo y era algo que usualmente no usaba, pero quizás esta vez sí sería.

El chico parecía ya estar reaccionando ante el juego, podía sentir como cierta parte de su anatomía comenzaba a cobrar vida. Cuando Marte apretó el cuerpo de Minerva contra si, y se bajo los pantalones, la chica sonrió con diversión y dirigió una rápida mirada hacia lo recién descubierto. Tenía un bóxer color rojo y que marcaban sensualmente en cuerpo del chico.

-Tú has hecho tu parte, entonces yo también cumpliré la mía – habló mientras quitaba su brazo del pecho, dejando al descubierto sus senos al chico mientras se acercaba y le daba un beso en los labios, profundo y apasionado.

Ella siempre había tenido ventaja, sabía como seducir a un hombre, pero sobretodo a Marte, sabía que le gustaba y que no y el cuerpo de Minerva era una cosa que no le gustaba, le encantaba, era hermosa y tenía unos labios apetecibles, además sus ojos le volvían loco. Su parte íntima respondía y vaya de que manera lo hacía, así y luego hizo eso de bajarse el pantalón.

Al dejar descubiertos sus boxers rojos observó la mirada que le dió Minerva, sabía que ella también se excitaba viendo sus partes del cuerpo, sobretodo ese boxer que marcaba tanto esa parte ereccionada. Asintió y se rió - Esperaba mucho más tu parte eh? - Se rió y entonces miró como ella descubría sus senos, ella pudo notar como respondía a eso aún sus partes y sonriendo la besó con pasión mientras con una mano empezaba a acariciar uno de sus senos.

El beso que compartian se volvía cada vez más hambriento, cada uno respondiendo con más pasión. Minerva soltó un pequeño gemido cuando la mano del chico llegó hasta su seno. Se conocian tan bien que no era dificil llevar al otro a máximo éxtasis, habían compartido tantas veces este juego, pero cada vez era mejor que la anterior.

Mientras el chico jugaba con su cuerpo, ella bajo una de sus manos metiéndola dentro del boxer del dios de la guerra, sin ningún pudor comenzó a masajear aquella parte que aún estaba dentro de su ropa interior.

Cuando empezaban a besarse así, siempre acababan besandose de una forma apasionada y hambrienta de probar cada vez con más ardor los labios del otro, hasta deborarlos literalmente. Se conocían bien y sabían que le gustaba al otro, siempre con este juego que cada vez lo hacían mejor, más divertido y sobretodo más placentero, eso era lo importante para ambos.

Oyó el pequeño gemido cuando el empezó a tocar su seno, bajo un poco su rostro lamiendo con ansia el otro pezón asi estimulaba ambos senos, y ponía a Minerva a cien, porque le gustaba eso, aunque como él, ella sabía que le ponía a mil, notó la mano de la diosa entrar en sus boxer y como empezaba a masajear su miembro, cosa que hacía que empezara a responder.

Las cosas cada vez se estaban saliendo más de control, y el hecho de que estuviesen en un lugar público hacía de todo esto algo más exitante.
La chica sacó la mano de la ropa interior del chico, y se sacó ella misma la falda que traía quedando ambos solamente en ropa interior e igualdad de condiciones, ambos con una sola prenda.

Hechó la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos y mordía su labio inferior conteniendo pequeños gemidos de placer por lo que hacía el chico con su cuerpo, y ella no queriendo quedarse atrás comenzó a frotar su cuerpo contra el de él, haciendo que ambas pelvis chocaras, enviando oleadas deplacer tanto a su cuerpo como al de Marte.

Notaba como cada vez ambos estaban más excitados, él seguía estimulando sus senos, cuando vió que su excitación era manifiesta empezó a besarla de nuevo mirando como ella se quitaba la falda y quedaban los dos en ropa interior solamente, una prenda, con las caricias que ella le había hecho, su erección era considerable ya, estaba bastante excitado mirándola.

Ella se quedó levantada dejándose acariciar, ella estaba muy excitada, cosa qeu pudo ver él al ver que hacia rozar ambas pelvis cosa que producía gran placer a los dos, entonces comenzó a besarla en los labios, una de sus manos se coló en la ropa interior de ella, acariciando con dos dedos su sexo, con suavidad, para ver como iba excitandose.

El ambiente estaba cargado de chispas, ambos exitados hasta el punto de comenzar a acariciarse ansiosamente, en la espera de algo más. Sus cuerposamoldados perfectamente y llenos de pequeñas gotitas que hacían denotar la alta temperatura que ambos tenía.

Los dedos del chico se colaron bajo la ropa interior de la chica, haciendo que esta soltara un pequeño gritito de sorpresa y placer. El chico estaba tomando ventaja, y aunque normalmente no le hubiese molestado, ya era momento de pasar al siguiente nivel, ambos estaban demaciado exitados como para seguir con los jueguitos previos, así que bajo con ambas manos el boxer del chico, masajeando en el proceso el miembro de él, y dando pequeños mordiscos el su cuello.

Sentía que ambos estaban excitados a más no poder, se acariciaban para ponerse a tope, mientras iban subiendo las temperaturas y gotas de sudor empezaban a adornar sus cuerpos, que luchaban contra el otro, para empezar a hacer eso que ambos querían hacer allí donde estaban, el hechod e hacerlo en un lugar público le excitaba mucho más, que alguien pudiera ver u oír a ambos mientras lo hacían, era excitante.

Ambos estaban tan excitados que ya no servían los juegos que estaban llevando a cabo, mientras él la acariciaba, ella le bajó los boxers empezando a masajearle el miembro, cosa que le encantó mientras ella le mordisqueaba el cuello, el chico puso su mano por detrás, acariciando el trasero de la chica e introduciendo un dedo en su sexo, acariciando su zona interior.

Se estaban mutuamente poniendo a mil, o al menos eso es lo que ocurría con Minerva, la acción que los dedos del chico estaba causando en su cuerpo que dejaba casi sin respiración. Esta vez no estaban aguantandose nada, solamente sentían, queriendo ver cual de los dos era capaz de llevar más rápido al otro a la cúspide, y si Marte seguía así, iba a acabar pronto y sin haber llegado a hacer nada, por lo que una de sus manos apresó aquella del chico que se encontraba entre sus piernas.

-Creo que ya fue suficiente de juegos - susurró la chica sensualmente en el oído de él, mientras mordía el lóbulo de su oído.

Esperaba que el chico comprendiese sus palabras, ya era momento de más, ella quería más, y estaba segura de que Marte también

El chico ya estaba a mil, y sabía qeu ella también, se la notaba excitada y con la respiración muy agitada, a él no le importaba si terminaba, la volvería a calentar, pero claro tanta caricia le estaba cansando ya a Marte, cuando ella apresó su mano y dijo que ya era hora de pasar a alguna cosa más fuerte, Minerva quería más y Marte también.

Se giró, colocándola a ella encima de la toalla, bajandole las bragas y el se quitó los boxers, sin pensarselo dos veces la abrió de piernas y con tranquilidad fue penetrando con su miembro hasta llegar a la final de su placentera cavidad, cuando estaba completamente llena de su miembro le sonrió - Ahora empieza lo bueno, Minerva - Sonrió sacándolo una vez y metiendolo entero otra vez.

Ahora empezaba lo bueno, eso había dicho el dios, y estaba segura de que así sería. Mucho tiempo compartiendo placeres carnales con él la hacian saber lo bien que era él para ello, no por nada todas las diosas eran sus amantes, o bueno, casi todas ya que algunas habían optado por dejar de serlo (en el caso desu ex, Vesta). El chico sabía claramente como hacer las cosas para poder dar el máximo placer, aunque Minerva no se quedaba atrás, siglos de práctica la hacian ser muy habil en eso, no por nada algunos le decian sabelotodo, y era porque era la diosa de la sabiduría, le gustaba aprender y no solo conocimientos.

-Estoy sugura de que si - soltó junto con un jadeo cuando el chico la penetro exquisitamente. Comenzó a dar mordiscos en el cuello del chico mientras sus caderas se acomodaban al compaz que él marcaba, en un vaivén.

La chica ya le conocía bien, sabía que cuando había dicho ahora viene lo bueno, ella lo había entendido, siempre su principal objetivo con sus amantes era dejarlas satisfechas, sobretodo a Minerva, la que le gustaba mucho, para este tipo de cosas, por su sensualidad y lo fiera que se ponía cuando estaban en pleno acto, con una sonrisa asintió.

- Si, puedes estar bien segura - Se rió antes de oír el jadeo de la chica por la penetración, notó como ella movía sus caderas para ir como él en ritmo, eso era mucho más placentero, era lo bueno, se compenetraban muy bien, Marte bajó sus besos al cuello de ella, colocando sus manos en la cintura de la chica, empezando a subir el ritmo, mientras sacaba todo el miembro de su interior y se lo volvía a clavar hasta el fondo.

Lo estaban disfrutando ambos, sabían como complacerse y eso es lo que estsban haciendo, cado uno buscaba que el otro disfrutara y también lo hacian ellos mismos. Con cada embestida del chico, Minerva sentía que un nudo se formaba en su bajo vientre, uno que pronto explotaría de tanto placer. El ritmo aumentó, haciendo que el chico entrara y saliera de ella más veces, con mayor rapidez, haciendola sentir extasiada.

La chica paso ambas manos por su espalda, clavando sus uñas en la espalda del chico, era todo frenético. Luego sus manos bajaron hasta posarse sobre el trasero del chico, apretandole, logrando juntar un poco más sus cuerpos.

El chico sabía que ambos estaban disfrutando mucho, lo sabía por la respiración agitada de Minerva, ella parecía estar disfrutando mucho con cada embestida del chico, con sus caricias en su interior, como ella apartó su mano cuando la acariciaba, talvez estaría a punto, pero bueno mejor así le iba a sacar más orgasmos, cosa que a él siempre le gustaba, oírla gritar antes que él y con él más tarde le ponía a cien hasta que terminaba.

Notó las caricias en su espalda y como le clavaba las uñas, cuando ella hacia eso le besaba el cuello y sonrió, su respiración estaba agitada tambien, y la chica bajó sus manos al trasero de él para apretarlos más, el chico que en ese momento salía, ante su presion la embistió de una manera mucho más feroz, sabía que esa penetración le gustaría más y ella lo pedía a gritos sin decir nada, quería más.

Los gritos escapaban de sus labios sin poderlos contener, probablemente a esta altura ya no pasaban desapercibidos, por más alejados de la gente que estuviesen, ya que Minerva no era del todo disimulada al momento de expresar las sensaciones que tenía.

La reacción que habían tenido sus manos sobre el trasero del chico habían dejado a la chica al borde de la alucinación, era exquisito el roce de su cuerpo dentro del suyo, la manera perfecta en la que encajaban.

-Ya extrañaba esto - susurró en su oído mientras mordía el lóbulo de su oído y posaba sus manos nuevamente en su espalda arañandola.

El chico sonrió al ver como la diosa gritaba, no era de esconder lo que sentía y lo bien que se lo pasaba, hacerlo dentro de una casa no pasaba nada, en medio del parque podía convertirse en porno gratis para demasiada gente, aunque ya ni le importaba, tenía ganas de hacerselo allí mismo y no pararía.

Como notó que a ella esas más feroces embestidas le gustaban más, se cogió a su cintura empezando a subir el ritmo y cada vez más fuerte dentro de la chica, al oír su susurro sonrió, mientras ella le mordia el lóbulo de la oreja le dijo - No sabes cuanto lo extrañaba yo - Se rió y luego siguió jadeando, mientras la penetraba con más velocidad.

Los embistes eran más fuertes, y la chica sentía los espasmos de placer en su cuerpo cada vez aumentando más, sabiendo lo poco que le quedaba para sucumbir y terminar.
Posó sus manos en la espalda del chico, subiendo y bajando sus manos, acariciando todo lo que tenía a su alcance. El cuerpo del chico era realmente increíble, y siempre era agradable tener estos encuentros con él, en los que ambos disfrutaban mutuamente.

Sus labios buscaron los de él y le dieron un apasionado beso, buscando con su lengua la del chico, mientras sus caderas mantenían el ritmo de las embestidas del chico.